¿Conoces la diferencia entre sérum y crema?

Diferencias entre sérum y crema

Es cierto que en ocasiones la rutina de belleza diaria se hace interminable, pero hay un patrón básico del que no podemos prescindir: limpieza, tónico, contorno de ojos, sérum y crema. Cinco pasos fundamentales para conseguir los beneficios reales de un tratamiento efectivo para nuestra piel del rostro, todo ello es posible en menos de 10 minutos.

Hoy nos centramos en el paso que contiene la combinación de sérum + crema facial. Descubriremos las funciones de cada producto, para qué sirven y qué aportan a tu piel.

Sérum

Siempre hay que aplicarlo entre el tónico y la crema. Normalmente, se trata de un suero fluido, de poca densidad, y se aplica con el objetivo de reparar la piel sin dejar rastro de residuos en ella. Es muy ligero, por lo que se absorbe rápida y fácilmente sin dejar sensación grasa. Aún así, lo ideal es esperar un par de minutos antes de aplicar la crema posterior, mientras tanto, podemos lavarnos los dientes, cepillarnos el pelo o ponernos el pijama, el caso es dejar algo de espacio entre la aplicación de uno y otro.

A diferencia de las cremas, su formulación suele ser tener mayor concentración de bioelementos y principios activos, así que tendremos que aplicar una pequeña cantidad sin arrastrar el producto por el rostro, sino que extendemos el suero con ligeros toques. El sérum penetra a un nivel mucho más profundo de la dermis, por lo que resulta un tratamiento tremendamente efectivo, perfecto para las pieles más grasas, además favorece y enriquece la acción del producto posterior.

Podríamos pensar entonces que con estas bondades podemos utilizarlo como último paso de nuestro cuidado diario pero en ningún caso es sustitutivo de las cremas, el sérum no tiene poder de hidratación y esto es muy importante para terminar la rutina de belleza.

Crema hidratante

La crema tiene una textura más densa pero igualmente gustosa, aplicada tras el sérum, proporciona una sensación de confort, alivio y jugosidad en la piel instantánea. También es muy necesaria para las pieles más grasas, aunque en este caso, podemos buscar una textura más fluida y sin ingredientes oclusivos. 

En este momento del proceso es cuando aportamos hidratación a la piel y la protegemos con componentes nutritivos y antioxidantes. Es muy difícil que la piel de nuestro rostro afronte determinadas inclemencias climáticas, como la sequedad del verano o el frío del invierno, sin una buena crema hidratante, ya que no solo nos aporta grasa, sino también lípidos, nutrientes, ceramidas, que se ven disminuidos en según qué condiciones.El uso de ambos productos sérum y crema se convierte en una combinación extraordinaria para una piel sana y equilibrada. El sérum repara, la crema hidrata y protege. Aunque sean muy distintos actúan a las mil maravillas juntos.

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