JENGIBRE

Proporciona una suave exfoliación ideal para las pieles más reactivas o alteradas.

Su extracto contiene gingerol, un activo antiinflamatorio y antioxidante que protege tu piel y previene la degradación acelerada de colágeno.

Favorece la circulación de la sangre, ayudando a que llegue más oxígeno a las células, lo que provoca un aspecto terso y radiante en la piel.

Mantiene la piel clara y libre de imperfecciones, combate la decoloración, la flacidez y los surcos más profundos de la piel.

TÉ VERDE

Gracias a sus propiedades regenerativas, actúa contra el envejecimiento prematuro de la piel. Su extracto es rico en potenciadores orgánicos y sustancias hidratantes como: enzimas, vitaminas, aminoácidos y aceites.

Sus propiedades antibacterianas te ayudarán a tener una piel limpia, evitando pequeñas infecciones que puedan producir acné.

Sus activos tienen una gran capacidad de penetración, actúan en todas las capas de la epidermis, incluso en las más profundas, estimulando así la circulación sanguínea, la síntesis de colágeno y la elastina. La piel adquiere un saludable aspecto rosado, unifica el tono y protege la dermis de las radiaciones UV.

Su poder antiinflamatorio y descongestivo es ideal para el contorno de ojos, ayudando a la desaparición de las ojeras y las bolsas típicas del cansancio.

ACEITE DE SEMILLA DE UVA

Su aceite, compuesto por un 70% de ácido graso omega-6 y un 20 % de ácido graso omega-9.

Esta combinación consigue una actividad regeneradora que retrasa el envejecimiento celular y ayuda en la síntesis del colágeno y la elastina.

Contiene además una cantidad importante de fitosteroles, fosfolípidos y vitamina E, lo que le confiere un gran poder reparador y protector de la dermis.

Muy bien tolerado por todo tipo de pieles, actúa eficazmente contra la sequedad y la deshidratación.

ACEITE DE MALVAVISCO

Su extracto funciona como un agente antienvejecimiento al inhibir la enzima hialuronidasa (la que degrada el ácido hialurónico).

Además es un potente antioxidante, antiinflamatorio, emoliente, calmante, hidratante, despigmentante, regenerador y cicatrizante.

Al contener mucílagos y polisacáridos, ofrece inmunoestimulación (previene las infecciones en la dermis), regeneración tisular y protección del color de la piel.

HIDROLATO DE LAVANDA

Una de sus principales características es su alta capacidad para restaurar los tejidos dañados o envejecidos.

Tiene un potente efecto antiséptico, astringente, bactericida y cicatrizante. Está totalmente recomendado para tonificar e hidratar pieles mixtas y grasas.

Gracias a su acción regeneradora, estimula la curación y cicatrización de quemaduras leves y superficiales, alivia y calma la sensación de escozor y tirantez de la piel tras la exposición al sol.

ACEITE DE GUISANTE

Su extracto es rico en péptidos y contiene una elevada concentración de antioxidantes, como los carotenoides, especialmente luteína y flavonoides. 

Además posee un alto contenido en vitamina A, B1, B2, B6, B12, C, calcio, magnesio y potasio. Trata el envejecimiento celular y protege la piel frente a los radicales libres, proporcionando una luz natural.

Hidrata de forma duradera y estimula el proceso de regeneración cutánea, funcionando como tensioactivo.

ACEITE DE MACADAMIA

Es uno de los aceites considerados como ‘secos’ (sin sensación grasa) y NO comedogénicos, es decir, apto para las pieles más grasas o con acné.

Suaviza, tonifica y calma la piel. Sus niveles en antioxidantes y vitamina E son tan altos que difumina las manchas y desvanece las marcas o cicatrices.

Su potencial es la hidratación y la nutrición, alimenta la piel a base de ácidos grasos y vitaminas, evitando el envejecimiento y mejorando las condiciones cutáneas.

ACEITE DE ZANAHORIA

Es capaz de reducir el sebo de las pieles más grasas, por lo tanto, es apto también para pieles acneicas.

Rico en carotenoides y tocoferol (vitamina E), permite realizar una acción antioxidante por dos vías: reduce la formación de liperóxidos, aquellos que causan el envejecimiento de la piel. Y protege a las células de los radicales libres. 

Por su alto contenido en ácidos grasos, restaura la barrera de la piel, hidratando, suavizando, y mejorando su flexibilidad y apariencia. Combate los efectos causados por el estrés, la polución, los cambios del clima y la exposición al sol.

CAMOMILA

La camomila posee propiedades descongestivas y suavizantes gracias a su contenido en aceites esenciales y flavonoides. 

Estabiliza e hidrata las pieles más sensibles sin alterar el manto hidrolipídico ni el pH de la piel.

Además, su acción desintoxicante, depurativa y antiinflamatoria encaja perfectamente en el cuidado y tratamiento de las pieles con tendencia acnéica, que necesitan de un producto suave pero a la vez limpiador y que evite que el poro se inflame.

Su inclusión en cosmética proporciona hidratación, purificación y relajación.

CITRONELA

Un ingrediente muy valorado en el cuidado de la piel, sobre todo para difuminar las líneas de expresión, arrugas más profundas, equilibrar la piel grasa y regenerar  grietas y marcas.

La citronela contiene antioxidantes que combaten el daño ocasionado por los radicales libres.

Su acción antiséptica y tonificante purifica la piel, tratando el acné más rebelde y posibles alteraciones cutáneas, como los eczemas.

Consigue que tu piel luzca más limpia, saludable y luminosa. Además, aporta de forma natural un aroma fresco y cítrico al producto que no te dejará indiferente.

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