Qué es el colágeno y cómo mantener la piel firme

Qué es el colágeno y cómo mantener la piel firme

Reafirmar la piel, conservando su elasticidad, belleza y juventud, pasa por retrasar el paso del tiempo, deteniendo –o al menos retrasando– la inevitable pérdida del colágeno. Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de colágeno de la piel? Terriblemente, muchas firmas cosméticas hablan de colágenos añadidos y… ¡Ojo! Si es cosmética natural y vegana, es cosmética sin colágeno añadido.

El colágeno es la proteína estructural más importante del cuerpo humano, encargada de unir tejidos, huesos, músculos, ligamentos, piel… Vendría a ser como el pegamento o el cemento de nuestro organismo, proporcionando hidratación, resistencia, elasticidad y flexibilidad a todos nuestros tejidos y órganos. Tan importante es en la piel, que representa el 80% de su peso. Por eso, toda la cosmética se concentra en estimular la producción de colágeno y detener su pérdida, con el objetivo de reafirmar la piel y frenar su envejecimiento.

El problema no es perder colágeno, sino perderlo deprisa y en grandes cantidades

Del colágeno depende todo en estética y belleza de la piel: que se mantenga tersa, joven y brillante; que padezca más o menos irritaciones, acné o inflamaciones; que aparezcan estrías en el cuerpo o líneas de expresión en el rostro… Porque la realidad es que, todos y todas sin excepción, vamos perdiendo el colágeno con la edad.

Esto ocurre porque nuestro cuerpo alcanza su máximo desarrollo alrededor de los 25 años y, poco tiempo después, comienza la eterna lucha por retener la juventud. La pérdida de colágeno es, por tanto, un proceso inevitable a la propia vida. Aunque no hay que alarmarse. Porque el verdadero problema no es perder colágeno, sino perderlo deprisa y en grandes cantidades. De ahí, la importancia de comenzar a cuidar la piel desde muy joven, en la adolescencia

Pero incluso en el caso de que tú ya hayas superado este momento cumbre de la vida, no desesperes. Todavía puedes hacer mucho para estimular tu colágeno y mantenerlo en niveles óptimos que mantengan tu piel rejuvenecida y firme. Además, de forma totalmente natural, sin recurrir a fuentes sintéticas basadas en mitos que ya deberían llevar años obsoletos.

El mito de las proteínas animales como única fuente de colágeno

¿Por qué decimos esto? Sencillo. Porque el colágeno, además de una proteína estructural, es una proteína que ha sido catalogada siempre de forma muy simplista como animal. Y, por asociación, se ha entendido que su obtención depende principalmente de fuentes animales. Como somos lo que comemos y el mayor aporte de colágeno procede de la propia alimentación, muchos especialistas continúan recomendando todavía alimentos como el pescado, huevos, carne y lácteos como sinónimo de proteínas completas y grandes aliados del colágeno. 

Pero las proteínas completas son una larga cadena de aminoácidos esenciales que también están muy presentes en el mundo vegetal. Estos aminoácidos esenciales se encuentran, por ejemplo, en todas las legumbres y el arroz. También en los frutos secos, al igual que en todas las verduras y hortalizas. En mayor o menor proporción, todos los alimentos de una dieta vegetariana y/o vegana contienen aminoácidos esenciales. Por lo que, llevando una alimentación rica y equilibrada, se complementan garantizando un total aporte de colágeno. 

Además, y esto es muy, muy importante, la síntesis del colágeno es imposible sin vitaminas, fundamentalmente vitamina A, C y E. De ahí que aunque las dietas vegetarianas y veganas aparentemente parezcan más pobres en proteínas, al final acaban siendo mucho más equilibradas, por ser muy ricas en vitaminas y antioxidantes –como el licopeno,  presente en todos los frutos rojos, como el tomate o las fresas, fundamentales en la producción de colágeno–. 

Apuesta por la cosmética natural y vegana, sin colágeno añadido

Tristemente el mito de las proteínas animales también está muy extendido en cosmética, por muy increíble que parezca. Muchos tratamientos faciales llevan, todavía hoy en día, colágeno añadido procedente de fuentes animales. Antiguamente se extraía del ganado bovino, pero en la actualidad se ha puesto muy de moda el colágeno marino, en algunos casos procedente de algas, pero en la mayoría de ellos –recordad mirar bien las composiciones–, de animales. Por último, son frecuentes las marcas que añaden colágeno hidrolizado a sus llamadas recetas naturales. Todo mitos con promesas de retrasar la aparición de arrugas que, además, pueden producir reacciones y alergias en la piel. No olvidéis que si la cosmética es natural y vegana, es cosmética sin colágeno añadido.

Porque, al igual que como ocurre con la alimentación, para activar el colágeno de la piel por vía tópica, es importante aplicar sobre rostro ingredientes naturales con principios activos muy concentrados en vitamina A, C y E, que mejoran la renovación celular, retrasan la pérdida de colágeno y facilitando su recuperación, además de ser potentes antioxidantes que impiden la formación de radicales libres.

Aceite de semilla de uva, aceite de guisante, aceite de maíz, aceite de zanahoria… Cualquiera de estos principios activos presentes en los tratamientos faciales de UANA Cosmética son potentisimos agentes reparadores, aptos para todo tipo de pieles, especialmente las más sensibles, más ricos en vitaminas y péptidos para detener la pérdida de colágeno que cualquier otro añadido sintético.

Porque no hay más secreto para combatir la pérdida de colágeno que la combinación de una buena alimentación con una buena cosmética natural y vegana que aporte los antioxidantes necesarios para mantenerlo. Solo eso.

2 Comentarios

  1. […] alcanza la plena madurez. A partir de ese momento, empieza a disminuir la renovación celular y a perder volumen de colágeno, más o menos deprisa dependiendo de cada persona, de ahí la recomendación de comenzar a usar […]

  2. […] que durante las horas de descanso es cuando nuestro metabolismo hormonal produce mayor cantidad de colágeno y elastina, evitando la proliferación de los radicales libres. Un buen descanso debe durar entre 7 y 8 horas […]

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