Frutas de verano: elixir de belleza inagotable

Frutas de verano: elixir de belleza inagotable

Tan importante como cuidar la piel por fuera con una buena higiene, reparación, hidratación y nutrición, es cuidarla por dentro. Factores como la edad o el estrés van “minando” nuestras defensas y la capacidad de reparación celular, por lo que es fundamental que a nuestros tratamientos faciales sumemos una dieta rica en alimentos nutritivos, hidratantes, antioxidantes y capaces de contrarrestar la flacidez de la piel. A punto de iniciarse la temporada veraniega, estamos de suerte. Porque hay un elixir de belleza inagotable y lo forman las frutas de verano.

Sandía, espectacular antioxidante, la estrella de las frutas de verano

Originaria de África, no hay tumba del antiguo Egipto en la que no aparezca el faraón acompañado de una hermosa sandía. A Europa no llegó hasta bien entrada la era cristiana, aunque los árabes ya llevaban siglos disfrutando de ella. Y no solo por su enorme poder refrescante, sino por sus propiedades medicinales. Entonces la sandía se usaba para bajar la fiebre, aumentar la leche de las mujeres lactantes y como digestivo y diurético, mejorando la función digestiva, hepática y de los riñones, al evitar la retención de líquidos y facilitar la eliminación de toxinas a través de la orina.

Además de ser una fruta con un alto contenido en agua, fantástica para mantener la hidratación de la piel, la sandía aporta una cantidad nada desdeñable de vitamina C y E y es una estupenda fuente de provitamina A o betacaroteno, cuyo efecto se multiplica al combinarse con el acción del licopeno. Si a esto le sumamos la acción minerales como el fósforo, magnesio y potasio, la sinergia de los nutrientes de la sandía la convierten en un espectacular antioxidante, capaz de mejorar el tono, densidad y suavidad de la piel, protegiéndola de los daños producidos por el sol y la formación de los radicales libres.

Melón, el colágeno que se come

No hay acuerdo general sobre el origen del melón. Unos dicen que es originario de Asia y otros, de África, de lo que sí existe constancia es de que en la Península Ibérica, lo introdujeron los romanos, convirtiéndose Murcia en un santuario para su cultivo. Al igual que la sandía, ambas son frutas de verano de alto contenido en agua, por lo que el melón también es muy diurético y, dadas sus propiedades laxantes, es fantástico para depurar el organismo y eliminar toxinas, lo que se traduce en un fantástico beneficio para la piel. Antes, las abuelas recomendaban comer melón a sus hijas durante el embarazo. Hoy se sabe que sus propiedades nutritivas –calcio, magnesio, vitaminas A y C,…– influyen positivamente en el crecimiento del feto.

Potente antioxidante como la sandía, por su elevado contenido en batacaroteno (vitamina A) y vitamina C, y minerales como el potasio, calcio, fósforo y magnesio, la magia del melón en belleza es que aporta, en apenas 100 gr. de su pulpa, el 30% de la vitamina B9 que el organismo necesita. Y la vitamina B9 es el famoso ácido fólico que activa el gen del colágeno, que retarda y mejora sustancialmente los signos de envejecimiento, al fortalecer y reafirmar la densidad de las fibras del colágeno de la piel. 

Ciruelas, piel joven y sin manchas

Se cree que las ciruelas fueron unas de las primeras frutas de verano cultivadas por el ser humano. Su origen se remonta a la antigua Anatolia (actual Turquía) y Persia (hoy Irán). Para los japoneses son todo un símbolo de fortaleza frente a la adversidad, seguramente porque los ciruelos florecen a finales de invierno, cuando las temperaturas aún son muy bajas. Por su alto contenido en potasio, como el melón y la sandía, las ciruelas evitan la retención de líquidos y son un laxante natural, dado su alto aporte de agua y fibra. Y por supuesto, tienen las mismas propiedades antioxidantes, gracias a su riqueza en vitaminas A y E.

Las ciruelas son, además, una fruta muy rica en antocianina, otro flavonoide al igual que el licopeno, que se encarga de dar color a las plantas y a los frutos, que estimula el flujo circulatorio y facilita la llegada del oxígeno y nutrientes a la piel, haciendo que ésta luzca un aspecto bello y saludable. También actúa sobre la matriz del colágeno y disipa las manchas en las pieles más maduras, dándole un aspecto más juvenil.

Melocotón, la fruta de la inmortalidad, una de las mejores frutas de verano

El melocotón procede de China, donde se lo conoce como la fruta de la inmortalidad. En los templos es costumbre ofrecer a Buda melocotones y en todos los hogares hay una estatua de Shou, el dios de la longevidad, al que se le representa con un melocotón en la mano. Alejandro Magno fue el encargado de traer los primeros melocotoneros a Europa desde Persia, a donde habían llegado a través de la ruta de la seda. Durante siglos se ha admirado las propiedades del melocotón –si no te produce alergia, claro, dado que es uno de los mayores alérgenos naturales–, dada su riqueza en betacaroteno (vitamina A), vitaminas C y E y minerales –potasio, fósforo, magnesio y hierro– con fantásticos efectos antioxidantes sobre la piel.

La exclusividad del melocotón respecto al resto de las frutas de verano que hemos visto hasta ahora radica en su alto contenido en carotenos y luteína (muy beneficiosos, por cierto, para ayudar a mantener la salud ocular y retrasar la aparición de cataratas). A nivel dermatológico, la luteína en acción combinada con los carotenos, protege a la piel de los efectos nocivos de los rayos UV. En las pieles más sensibles y delicadas, el melocotón ayuda a disminuir el daño celular de la piel por exposición al sol hasta un 50%, siendo el mejor protector solar “comestible”. 

Conseguir que descubráis las ventajas de una buena alimentación es tan importante para nosotros como manteneros al tanto de todas las novedades de cosmética y belleza. Recordad que, a diferencia de los tratamientos faciales, donde los resultados se notan al instante, los beneficios de los nutrientes son más lentos, al tener que actuar sobre el metabolismo. Pero los resultados son visibles siempre. No renuncies nunca a estos manjares, tan necesarios para el buen estado de la piel.

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