Especial alergias: En primavera la piel se altera

Alergia y piel en primavera

Más horas de luz, de sol y temperaturas más altas, estamos en primavera. Una estación que para 8 millones de españoles –según la Sociedad Española de Alergología– no es sinónimo de alegría por la polinosis, más conocida como alergia al polen. Conjuntivitis, rinitis y… ¡qué picores! En primavera la piel se altera por culpa de multitud de alérgenos medioambientales. Veamos cómo afectan a la piel y cómo tratar esta última en este especial alergias.

La polinosis es un tipo de alergia estacional producida para la sensibilización a los pólenes primaverales. Es un término clínico que se utiliza para referirse a las rinitis y rinoconjuntivitis, pero también al asma bronquial causado por el polen e, incluso, las reacciones cutáneas. Su importancia es muy grande a nivel clínico, dada su alta prevalencia. Más de 400 millones de personas en el mundo padecen alergia primaveral y, de ellos, 8 millones son españoles, estimándose que es una de las patologías que más carga económica y de trabajo tiene para nuestro sistema sanitario. 

El polen de las gramíneas, seguido del polen del olivo son las causas más importantes de estas alergias primaverales. Se producen desde finales de abril hasta mediados de junio, siendo la segunda quincena de mayo el periodo de máximo apogeo. Otro pólenes que provocan alergia son los del plátano de sombra, abedul, parietaria y palmera, aunque existen muchos otros. Además, a los efectos de estas plantas se ha demostrado que contribuye también la contaminación atmosférica –de hecho la polinosis es más prevalente en entornos urbanos que rurales porque las partículas de diesel del aire aumentan la alergenicidad de los pólenes–, las cada vez mejores condiciones higiénicas en las que vivimos –a mayor higiene y salubridad, menos estímulos del organismo para generar defensas– y los cambios en los hábitos alimenticios –a menos frutas y verduras, menos antioxidantes–.

En primavera, 2 de cada 10 personas padecen sensibilidad en la piel

Obviando la rinitis y el asma y concentrándonos en las reacciones cutáneas, se estima que en la actualidad 2 de cada 10 personas padecen algún tipo de sensibilidad en la piel durante los meses de primavera. Y que el 3% de la población padece dermatitis atópica crónica que se caracteriza por piel seca e irritada y lesiones inflamatorias simétricas que empeoran con el rascado, dado que el picor es muy intenso. No obstante, las reacciones varían de unas personas a otras en nivel de intensidad. Pero todas empiezan por la extrema sequedad de la piel. De modo que se trata de un problema benigno que se puede tratar. 

Lo más importante de todo es mantener la piel muy, muy bien hidratada. El primer síntoma de las alteraciones cutáneas es la alteración de la barrera hidrolipídica de la piel que nos protege de las agresiones externas. Fruto de esta excesiva sequedad, comienzan los fenómenos reactivos: descamación, picores e irritación, en la mayoría de las ocasiones ocasionados más por el contacto de las manos que por exposición a agentes alérgenos. 

Rutinas diarias de limpieza e hidratación a extremar en primavera

Las rutinas diarias de limpieza e hidratación facial y corporal deben extremarse durante estos meses de primavera, teniendo especial cuidado con los productos de higiene y cuidado que utilizamos, de cara a evitar incrementar las reacciones adversas. Lo ideal siempre es:

  • Utilizar productos naturales ecológicos, con cero químicos añadidos –es decir, sin parabenos, alcohol, fragancias, lanolina y colorantes–, adecuados para todo tipo de pieles, incluidas las más sensibles, con alto poder hidratante y calmante. 
  • Procurar que todas nuestras cremas y tratamientos tengan un efecto reparador y regenerador, de modo que no solo logremos mantener el nivel óptimo de hidratación, sino que la piel se nutra al tiempo que se cuida. 
  • Usar siempre sérum facial antes de la crema hidratante, dado que es el tratamiento más eficaz y activo para recuperar la barrera hidrolipídica de la piel. 
  • –Fundamental también el contorno de ojos, siempre natural ecológico, para contrarrestar el exceso de lagrimeo y la consecuente sequedad.
  • –Y a nivel corporal, usar una leche corporal natural con aloe vera, dadas sus propiedades calmantes. 

Por supuesto, es muy importante beber mucho agua para que, además de estar hidratados, nuestro organismo pueda depurarse de los agentes alérgenos que lo alteran. Y en lo que respecta a la alimentación, se debe aumentar la ingesta de alimentos ricos en antioxidantes y betacarotenos para reforzar la barrera natural de la piel y evitar, en la medida de lo posible, café, té negro y, fundamentalmente, el alcohol. 

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